Antes
que nada si no a leído la introducción a este estudio le pido que lo haga
primero…Clic Aquí para ir a la Introducción.
Hay muchos
cristianos que tienen un corazón generoso. Ellos quisieran dar más para la obra de Dios,
quisieran invertir en el Reino, pero a
veces no tienen lo suficiente ni siquiera para
cubrir las necesidades de su familia. Es posible que éste sea tu caso, y ya
estés cansado de esa situación.
Sin embargo, antes de que nuestra
situación
cambie, nosotros debemos cambiar.
Nuestra mente debe
ser renovada antes de que el yugo de pobreza y necesidad se pudra en
nuestras vidas. Veamos por un momento
la oración del apóstol Juan
(el que conocía al Señor Jesús más
íntimamente) en 3 Juan versículo 2: AMADO,
YO
DESEO
QUE TU SEAS PROSPERADO EN TODAS LAS
COSAS, Y QUE TENGAS SALUD, ASÍ COMO PROSPERA TU ALMA.
Estas son palabras
poderosas. No es un saludo de cortesía o una
buena muestra de los deseos del apóstol para un amigo
en particular. Estas palabras fueron inspiradas por el
Espíritu Santo, y reflejan la voluntad del Padre para sus hijos.
Juan NO ora
para que Usted aprenda a conformarse con la
pobreza ni a soportar la miseria. Más bien ora para que un mover poderoso de Dios llegue a su vida para romper
los yugos de necesidad y que Usted pueda prosperar según
el orden divino.
Antes de seguir adelante es importante que establezcamos
claramente dos principios espirituales:
1.
Su actual condición financiera ha sido
causada por su actitud hacia el dar en los años anteriores.
2.
Su futura condición financiera será determinada por su obediencia a
partir de hoy.
Lea estos principios una y otra vez hasta que queden
grabados en su memoria. Deje de culpar a Dios, a la mala suerte, a su patrono o
a su esposa. Acepte su propia responsabilidad.
Algunos dicen que
las promesas de Dios han fallado, que ellos han leído,
creído y confesado Filipenses 4:19: Mi
DIOS,
PUES, SUPLIRÁ TODO LO QUE OS FALTE CONFORME A SUS RIQUEZAS EN GLORIA EN CRISTO JESÚS; y que aún así
continúan teniendo necesidades.
Debemos aprender a
recibir de Dios si queremos llegar a ser dadores generosos.
La promesa de
Filipenses 4 no empieza en el versículo 19, sino en
el 15, pero lo invito a que leamos el pasaje desde el Versiculo 10 en adelante:
“10En gran manera me gocé en el Señor de que ya al
fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais
solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11No lo digo porque tenga escasez,
pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12Sé vivir
humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así
para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para
padecer necesidad. 13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
14Sin embargo, bien hicisteis
en participar conmigo en mi tribulación. 15Y sabéis también vosotros, oh
filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de
Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; 16pues aun a
Tesalónica me enviasteis una y otra vez
para mis necesidades. 17No es que busque dádivas, sino que busco fruto que
abunde en vuestra cuenta. 18Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo
que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. 19Mi Dios,
pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús. 20Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
Pablo les da esta
palabra de fe y bendición porque los Filipenses habían sido la única iglesia que
contribuyó financieramente a sus esfuerzos misioneros. Dieron
sin cansancio, "una y otra vez” (v. 16) y dieron tanto que
Pablo les escribe "estoy
lleno, tengo abundancia" (v. 18).
Hasta que no hayamos
dado de esta manera no tendremos derecho a reclamar como nuestra esa
promesas del versículo 19.
En segundo lugar,
note que Dios nos bendecirá "conforme
a sus riquezas ", y no conforme
a nuestra necesidad. Muchos piensan que por el simple hecho de que ellos
necesitan algo Dios va a correr a dárselo.
Si Dios se moviera
por la necesidad del hombre no habría millones muriendo de hambre en la India,
Somalia, Bangladesh y muchas ciudades de América Latina.
Si Dios se moviera
por la necesidad del hombre no habría sequías en Etiopía, Ruanda y muchas otras
regiones del planeta.
Aunque a su mente
vieja le cueste trabajo admitirlo, lo que mueve la mano de Dios no es la
necesidad del hombre, sino la FE en su
Palabra. Dios responde a la fe porque la fe verdadera siempre conduce a la obediencia.
Cada vez que el
Señor nos habla de invertir cierta cantidad en su Reino El no solamente está
levantando dinero para las finanzas de la congregación, o para un proyecto determinado,
sino que está levantando finanzas para nuestro propio futuro, para el tiempo
cuando nuestra visión, sueños y proyectos sean hechos realidad.
Recuerde, Él no provee
conforme a las necesidades de Usted, sino conforme a las riquezas de Él.
Muy bien,
repasaremos lo aprendido hasta ahora. Recuerde que debemos avanzar "mandato tras mandato, un poquito aquí
y otro poquito allá":
1.
Es urgente renovar nuestra mente. Sólo podemos
hacerlo a través de estudiar y obedecer la Palabra de Dios
2. Dios quiere
prosperarlo aún más de lo que
Usted mismo desea (3 Juan 2)
3. El futuro de sus
finanzas y las de su familia depende de su obediencia a los principios bíblicos. Empiece hoy mismo.
4. Dios no se mueve
solamente porque alguien tiene una necesidad. Es necesario tener fe para poder agradarle a Él (Hebreos 11:6)
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