Nuevamente Si No ha leido la Introducción y la Lección 1 de este estudio lo invito a que vaya a estos estudios :
Leamos
cuidadosamente Gálatas 6:7: NO OS ENGAÑÉIS; DIOS NO PUEDE SER BURLADO: PUES
TODO LO QUE EL HOMBRE SEMBRARE, ESO TAMBIÉN SEGARÁ.
A este principio
le llamaremos el de la calidad. Es tan sencillo
que hasta un niño puede comprenderlo. Usted cosechará el mismo tipo de cosas
que sembró. Si plantó fríjoles sería estúpido esperar una cosecha de arroz. Si
sembró plantas de café nunca, bajo ninguna circunstancia, podrá cosechar trigo
de esas plantas.
Elemental, verdad?
Pues no!
La realidad es que
millones de cristianos que están en necesidad económica hacen largas oraciones
para que sus circunstancias mejoren, algunos ayunan, asisten a congresos,
viajan a trabajar a otros países o hacen cualquier cosa excepto lo más obvio: SI QUIERO LEVANTAR UNA COSECHA DE DINERO
NUNCA LO LOGRARÉ SEMBRANDO ORACIÓN, O AYUNO, O ALABANZA, SINO SEMBRANDO DINERO.
Qué pensaría Usted
de un hermano que ha plantado una finca con árboles de naranja y le pide a
Usted que ore y ayune con él para obtener una cosecha de bananos?
Posiblemente Usted
oraría. Pero para que el Señor restaure
la mente de semejante hermano! Y luego saldría corriendo de allí.
No es muy agradable estar a la par de alguien
con tales problemas mentales.
Desde el primer capítulo de
la Biblia Dios estableció un principio eterno: las cosas se reproducen
únicamente según su género (Ver Génesis 1:24-25).
24Luego dijo Dios: Produzca la
tierra seres vivientes según su género,
bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25E
hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra
según su especie. Y vio Dios que era bueno.
Si alguien tiene una
finca y jamás ha plantado allí una sola semilla puede orar años enteros, puede
ayunar hasta morir de hambre, puede alabar y danzar durante meses sobre ese
terreno, puede traer a sus amigos y evangelizarlos sobre esa propiedad, puede
recitar la Biblia entera (e incluir los libros deuterocanónicos) y yo le
aseguro que nunca, nunca se levantará cosecha alguna en ese lugar.
Todo lo que hizo
era bueno y correcto en otras circunstancias, pero olvidó lo más importante: plantar la semilla.
Esto no es un asunto acerca del poder de
la oración,
la validez del ayuno o la importancia de la
alabanza. Lo que está en discusión es un principio eterno: la cosecha es de la misma calidad que la semilla que sembramos.
Si Usted desea ser respetado, empiece por
respetar a los demás. Si desea ser amado, dedíquese a amar a los que le rodean.
Si desea prosperar financieramente entonces debe sembrar dinero en la obra de
Dios.
El segundo principio que entra en juego
es de la cantidad. Leamos lo que enseña al respecto 2 Corintios 9:6 PERO
ESTO DIGO: EL QUE SIEMBRA ESCASAMENTE TAMBIÉN
SEGARÁ ESCASAMENTE; Y EL QUE SIEMBRA
GENEROSAMENTE, GENEROSAMENTE TAMBIÉN SEGARÁ.
Note una vez más que Dios no es una
persona complicada. Sus principios son sencillos, fáciles de comprender y de
aplicar. La cosecha que levantaremos será proporcional a la cantidad de semilla
que hayamos plantado.
Si yo siembro dos
granos de arroz, estoy seguro de que no voy a necesitar comprar una
cosechadora.
Si alguien siembra
cien hectáreas de arroz sería mejor que no fuera a recoger la cosecha con una bolsita
plástica en I a mano.
Si este principio
es verdadero, y yo creo que lo es, hágase una
pregunta: Si quiero prosperar financieramente, cuál es el factor que decide hasta donde lo voy a hacer? Quién es el que pone límites a nuestra
prosperidad?
Estamos viviendo en
los tiempos finales antes del retorno del Señor
Jesús a la tierra. Miles de millones de personas
necesitan ser alcanzadas con el Evangelio. La tarea más urgente de la Iglesia de Jesús alrededor del mundo
es saturar a las naciones con las buenas noticias de la
salvación y para lograrlo se necesitan recursos financieros.
Dios quiere prosperar a sus hijos y que éstos "abunden
para
toda buena obra" (2 Corintios 9:8).
Sin embargo, ni el
mismo Dios puede quebrantar los principios
eternos de Su Palabra. Antes de que podamos levantar una cosecha abundante
debemos de sembrar en abundancia.
Existe un tercer
principio que debemos tener en cuenta. Le llamaremos el principio de
la espera.
Algunos dan una
ofrenda el domingo en la mañana, y por la noche están desanimados porque no recibieron
el doble durante la tarde. Una vez más, aún un niño podría explicarles
esto: debe transcurrir un lapso de tiempo entre el
momento de la siembra y el día de la cosecha.
Dios quiere que
tengamos esto muy claro. Veamos Gálatas 6:9 NO NOS CANSEMOS DE HACER BIEN; PORQUE A SU DEBIDO TIEMPO SEGAREMOS, SI
NO DESMAYAMOS (subrayado mío).
Lea también Eclesiastés 11:1 ECHA
TU PAN SOBRE LAS AGUAS;
PORQUE DESPUÉS DE MUCHOS DÍAS
LO HALLARAS
(Subrayado mío)
Mientras llega el tiempo de cosechar,
nuestra fe está siendo ejercitada. Si la cosecha
llegara el mismo día no necesitaríamos fe
alguna.
Recuerde que sin fe
es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6)
Es fácil tener fe para orar por un enfermo. Después de todo si éste no se sana, si se pone peor o aún si
muere; Usted no ha perdido nada.
Es fácil decir "yo tengo una fe muy grande, así
que reclamo esta ciudad para Cristo " Eso no cuesta nada hacerlo.
Suena muy
espiritual, pero lo mismo da que ore diciendo "reclamo este país", o
“reclamo este planeta". Decir las palabras cuesta el mismo esfuerzo, pero NO va a mover la mano de Dios.
Lo que
verdaderamente mueve la mano de Dios y da la medida de mi fe es cuánto estoy dispuesto a invertir de mi dinero para
que eso se haga realidad. Cuántas horas de mi tiempo libre estoy sacrificando
en el altar del Señor? A cuántas personas
les estoy compartiendo cada día el amor de Cristo?
La Escritura es
terminante: "LA FE SIN OBRAS ESTÁ MUERTA " (Santiago
2:26).
Esa es la razón por la cual muchos citan continuamente textos
bíblicos que hablan acerca de la prosperidad, y viven en escasez. Ellos conocen los versículos correctos y
los citan en el momento oportuno como si esto fuera una prueba
de fe. Dios los escucha y dice: "caramba, qué buena memoria" o "escuchen,
qué bonito recita mi hijo". Pero luego, cuando Dios busca las obras que respalden esa
supuesta fe, no encuentra nada.
No hay semilla
para que Él la bendiga y la multiplique. Sólo
palabras. Metal que resuena. Dios examina
ese tipo de fe, la ausculta y la declara muerta.
Para quien ya ha nacido de nuevo, el punto de
prueba para su fe es su relación con las
finanzas.
Allí
es donde realmente se prueba si estamos dispuestos a confiar en todas las promesas de Dios y a llenar todos sus
requisitos.
Recordemos los tres principios de la ley de
la cosecha:
1 Calidad Cosechamos lo que sembramos.
Queremos cosechar dinero, entonces empecemos por
sembrarlo
2 Cantidad Cosechamos
proporcionalmente a lo plantado.
Deseamos prosperar mucho. Empecemos a
plantar en abundancia
3 Tiempo Dios desea que nuestra fe crezca en todas las áreas.
Por esa razón hay que esperar un poco
de tiempo para recoger lo que
plantamos.
Siga Bendecido y lo invito a la lección 3 haciendo clic en el enlace - "Cambiemos la Mentira Por La Verdad"
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