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jueves, 21 de febrero de 2013

Dios Quiere Prosperarte - La Ley de la Siembra y la Cosecha - Leccción 2



Nuevamente Si No ha leido la Introducción y la Lección 1 de este estudio lo invito a que vaya a estos estudios :


Leamos cuidadosamente Gálatas 6:7: NO OS ENGAÑÉIS; DIOS NO PUEDE SER BURLADO: PUES TODO LO QUE EL HOMBRE SEMBRARE, ESO TAMBIÉN SEGARÁ.

A este principio le llamaremos el de la calidad. Es tan sencillo que hasta un niño puede comprenderlo. Usted cosechará el mismo tipo de cosas que sembró. Si plantó fríjoles sería estúpido esperar una cosecha de arroz. Si sembró plantas de café nunca, bajo ninguna circunstancia, podrá cosechar trigo de esas plantas.

Elemental, verdad?

Pues no!

La realidad es que millones de cristianos que están en necesidad económica hacen largas oraciones para que sus circunstancias mejoren, algunos ayunan, asisten a congresos, viajan a trabajar a otros países o hacen cualquier cosa excepto lo más obvio: SI QUIERO LEVANTAR UNA COSECHA DE DINERO NUNCA LO LOGRARÉ SEMBRANDO ORACIÓN, O AYUNO, O ALABANZA, SINO SEMBRANDO DINERO.


Qué pensaría Usted de un hermano que ha plantado una finca con árboles de naranja y le pide a Usted que ore y ayune con él para obtener una cosecha de bananos?

Posiblemente Usted oraría. Pero para que el Señor restaure la mente de semejante hermano! Y luego saldría corriendo de allí. No es muy agradable estar a la par de alguien con tales problemas mentales.

Desde el primer capítulo de la Biblia Dios estableció un principio eterno: las cosas se reproducen únicamente según su género (Ver Génesis 1:24-25).

24Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

Si alguien tiene una finca y jamás ha plantado allí una sola semilla puede orar años enteros, puede ayunar hasta morir de hambre, puede alabar y danzar durante meses sobre ese terreno, puede traer a sus amigos y evangelizarlos sobre esa propiedad, puede recitar la Biblia entera (e incluir los libros deuterocanónicos) y yo le aseguro que nunca, nunca se levantará cosecha alguna en ese lugar.

Todo lo que hizo era bueno y correcto en otras circunstancias, pero olvidó lo más importante: plantar la semilla.

Esto no es un asunto acerca del poder de la oración, la validez del ayuno o la importancia de la alabanza. Lo que está en discusión es un principio eterno: la cosecha es de la misma calidad que la semilla que sembramos.

Si Usted desea ser respetado, empiece por respetar a los demás. Si desea ser amado, dedíquese a amar a los que le rodean. Si desea prosperar financieramente entonces debe sembrar dinero en la obra de Dios.

El segundo principio que entra en juego es de la cantidad. Leamos lo que enseña al respecto 2 Corintios 9:6 PERO ESTO DIGO: EL QUE SIEMBRA ESCASAMENTE TAMBIÉN SEGARÁ ESCASAMENTE; Y EL QUE SIEMBRA GENEROSAMENTE, GENEROSAMENTE TAMBIÉN SEGARÁ.

Note una vez más que Dios no es una persona complicada. Sus principios son sencillos, fáciles de comprender y de aplicar. La cosecha que levantaremos será proporcional a la cantidad de semilla que hayamos plantado.

Si yo siembro dos granos de arroz, estoy seguro de que no voy a necesitar comprar una cosechadora.

Si alguien siembra cien hectáreas de arroz sería mejor que no fuera a recoger la cosecha con una bolsita plástica en I a mano.

Si este principio es verdadero, y yo creo que lo es, hágase una pregunta: Si quiero prosperar financieramente, cuál es el factor que decide hasta donde lo voy a hacer?  Quién es el que pone límites a nuestra prosperidad?

Estamos viviendo en los tiempos finales antes del retorno del Señor Jesús a la tierra. Miles de millones de personas necesitan ser alcanzadas con el Evangelio. La tarea más urgente de la Iglesia de Jesús alrededor del mundo es saturar a las naciones con las buenas noticias de la salvación y para lograrlo se necesitan recursos financieros.

Dios quiere prosperar a sus hijos y que éstos "abunden para toda buena obra" (2 Corintios 9:8).

Sin embargo, ni el mismo Dios puede quebrantar los principios eternos de Su Palabra. Antes de que podamos levantar una cosecha abundante debemos de sembrar en abundancia.

Existe un tercer principio que debemos tener en cuenta. Le llamaremos el principio de la espera.

Algunos dan una ofrenda el domingo en la mañana, y por la noche están desanimados porque no recibieron el doble durante la tarde. Una vez más, aún un niño podría explicarles esto: debe transcurrir un lapso de tiempo entre el momento de la siembra y el día de la cosecha.

Dios quiere que tengamos esto muy claro. Veamos Gálatas 6:9 NO NOS CANSEMOS DE HACER BIEN; PORQUE A SU DEBIDO TIEMPO SEGAREMOS, SI NO DESMAYAMOS (subrayado mío).

Lea también Eclesiastés 11:1 ECHA TU PAN SOBRE LAS AGUAS; PORQUE DESPUÉS DE MUCHOS DÍAS LO HALLARAS (Subrayado mío)

Mientras llega el tiempo de cosechar, nuestra fe está siendo ejercitada. Si la cosecha llegara el mismo día no necesitaríamos fe alguna.

Recuerde que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6)

Es fácil tener fe para orar por un enfermo. Después de todo si éste no se sana, si se pone peor o aún si muere; Usted no ha perdido nada.

Es fácil decir "yo tengo una fe muy grande, así que reclamo esta ciudad para Cristo " Eso no cuesta nada hacerlo.

Suena muy espiritual, pero lo mismo da que ore diciendo "reclamo este país", o reclamo este planeta". Decir las palabras cuesta el mismo esfuerzo, pero NO va a mover la mano de Dios.

Lo que verdaderamente mueve la mano de Dios y da la medida de mi fe es cuánto estoy dispuesto a invertir de mi dinero para que eso se haga realidad. Cuántas horas de mi tiempo libre estoy sacrificando en el altar del Señor? A cuántas personas les estoy compartiendo cada día el amor de Cristo?

La Escritura es terminante: "LA FE SIN OBRAS ESTÁ MUERTA " (Santiago 2:26).

Esa es la razón por la cual muchos citan continuamente textos bíblicos que hablan acerca de la prosperidad, y viven en escasez. Ellos conocen los versículos correctos y los citan en el momento oportuno como si esto fuera una prueba de fe. Dios los escucha y dice: "caramba, qué buena memoria" o "escuchen, qué bonito recita mi hijo". Pero luego, cuando Dios busca las obras que respalden esa supuesta fe, no encuentra nada.

No hay semilla para que Él la bendiga y la multiplique. lo palabras. Metal que resuena. Dios examina ese tipo de fe, la ausculta y la declara muerta.

Para quien ya ha nacido de nuevo, el punto de prueba para su fe es su relación con las finanzas.

Allí es donde realmente se prueba si estamos dispuestos a confiar en todas las promesas de Dios y a llenar todos sus requisitos.

Recordemos los tres principios de la ley de la cosecha:

1 Calidad                 Cosechamos lo que sembramos.
Queremos cosechar dinero, entonces empecemos por sembrarlo
2 Cantidad              Cosechamos proporcionalmente a lo plantado. Deseamos prosperar mucho. Empecemos a plantar en abundancia
3 Tiempo                              Dios desea que nuestra fe crezca en todas las áreas. Por esa razón hay que esperar un poco de tiempo para recoger lo que plantamos.

Siga Bendecido y  lo invito a  la lección 3 haciendo clic en el enlace  - "Cambiemos la Mentira Por La Verdad"

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