De dónde vino la
abundancia increíble de que hablan los
textos del Antiguo Testamento que hemos estudiado hasta aquí?
Vamos por partes.
Los israelitas habían servido como esclavos
a los egipcios durante cuatrocientos treinta años. Un esclavo no recibe salario. Toda la nación de Israel debía vivir
miserablemente. Sus capataces los azotaban. Sus hijos estaban siendo
asesinados.
Dios quería sacarlos con
urgencia de la tierra de la esclavitud a la tierra de la abundancia. De la
tierra de la escasez a la tierra que fluye leche
y miel.
Estoy seguro de que
Usted ha escuchado muchos sermones acerca del Éxodo:
las plagas, la muerte del cordero, la sangre sobre
las puertas, el cruce del Mar Rojo, etc.
También estoy seguro de que casi nunca habrá escuchado enseñar que el Dios que redimió y libertó a Su
pueblo del cautiverio
egipcio también se preocupó de que ellos NO estuvieran
en pobreza y necesidad.
Veamos ahora Éxodo 3:21-22 Y
YO DARÉ A ESTE PUEBLO
GRACIA EN LOS OJOS DE LOS EGIPCIOS, PARA QUE
CUANDO SALGÁIS, NO VAYÁIS CON LAS MANOS VACÍAS; SINO QUE PEDIRÁ CADA MUJER A SU VECINA Y
A SU HUÉSPED ALHAJAS DE PLATA, ALHAJAS DE ORO, Y VESTIDOS, LOS CUALES PONDRÉIS SOBRE
VUESTROS HIJOS Y VUESTRAS HIJAS; Y ASÍ DESPOJARÉIS A EGIPTO.
Amado, la redención de Egipto incluye prosperidad. Siglos después del Éxodo el salmista afirma que Dios
LOS SACÓ CON PLATA Y ORO (Salmo 105:37)
Dios NO te ha liberado del pecado, el vicio
y la maldición de servirle a Satanás para que te vayas con las manos vacías.
Egipto tuvo que
pagarle a los miembros del pueblo de Dios por los años
que éstos habían sido oprimidos. Durante siglos los
israelitas vivieron esclavizados y arruinados, pero Dios envió Su palabra y
los sanó, Y LOS LIBRÓ DE SU RUINA (SALMO
107:20)
En Éxodo 12:36 está el cumplimiento de la escritura anterior:
JEHOVÁ DIO GRACIA AL
PUEBLO DELANTE DE LOS EGIPCIOS, Y LES
DIERON CUANTO PEDÍAN; ASÍ
DESPOJARON A LOS EGIPCIOS.
En el desierto no
había tiendas, ni centros comerciales, ni agencias de viajes o venta de automóviles donde
gastar el dinero. Por qué razón Dios insistió tanto en que su
pueblo no saliera en pobreza, que no se fueran con las
manos vacías?
Recuerde que Egipto era el imperio más
grande del mundo. Las riquezas de todos los pueblos conquistados terminaban en las manos de los egipcios.
Durante siglos
Egipto había acumulado los tesoros de todas las naciones, pero la Escritura afirma dos
veces que el pueblo de Dios "despojó a Egipto".
Dios sabía que en el desierto habría necesidad de enormes tesoros
para edificar el tabernáculo. Faraón lo ignoraba, Moisés lo ignoraba, el pueblo de Israel no lo sabía.
Pero Dios sabía, y decidió
prosperar fabulosamente a Su pueblo para que
éste hiciera la obra deseada por el Señor: el tabernáculo, una habitación para Su presencia y Su gloria
Literalmente los
tesoros de naciones enteras fueron puestos en manos de los israelitas. Eso no
debería sorprendernos. Es
un principio de prosperidad que ya habíamos aprendido:
LA
RIQUEZA DEL PECADOR ESTÁ GUARDADA PARA EL JUSTO (Proverbios 13:22)
El mismo principio
funcionó para la construcción del templo de Salomón. Durante cuarenta años el rey
David tuvo victoria tras victoria sobre las naciones
enemigas. Tomó el botín de
innumerables reinos, llevó a Jerusalén toneladas de
oro, plata y maderas preciosas.
El pueblo de Dios fue enriquecido despojando a los paganos.
Ahora Usted sabe
de dónde salieron las joyas y telas finas que se utilizaron
en el tabernáculo. Ahora Usted sabe de dónde salieron
las toneladas de metales preciosos que requirió la edificación del Templo de
Jerusalén.
Millones de impíos trabajaron, guerrearon y acumularon riquezas durante siglos sin saber que Dios tenía
destinadas esas riquezas para entregarlas
en manos de Su pueblo, para que ellos hicieran
la obra que Él les ordenó, y la
hicieran con abundancia.
Eso es totalmente
justo. No son los egipcios, ni los filisteos, ni nadie más, los legítimos dueños de esos tesoros.
Dios los creó de la nada con Su
palabra. Creó los elementos químicos y creó
las condiciones necesarias para que
el oro, la plata y las piedras preciosas se formaran en el seno de la tierra.
Dios mismo afirma MÍA ES LA PLATA, Y MÍO ES EL ORO,
DICE JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS (Hageo2:8)
En el Antiguo
Testamento los israelitas se convirtieron en los banqueros de Dios. Otras
naciones fueron empobrecidas para llevar abundancia a Israel y que el pueblo de Dios tuviera más de lo necesario para hacer la obra a que había
sido llamado.
Esa es la razón
por la que el primer libro de Samuel, capítulo 2 y versículo 7 afirma que: JEHOVÁ
EMPOBRECE, Y ÉL ENRIQUECE; ABATE Y ENALTECE.
Empobrece a los
rebeldes, a los paganos e incrédulos para
enriquecer a Su pueblo.
Abate a los
soberbios, para enaltecer a los que confían
en Él y en Sus promesas
Será que esas promesas solamente eran válidas para el Antiguo Testamento? Pareciera que en nuestros días
ocurre todo lo contrario a lo que leemos en estos textos.
Recuerde: Dios NO cambia. Su Palabra permanece para siempre. Él está buscando banqueros fieles, gente cuyo afecto esté en la obra del Señor, para empezar a hacer que el dinero de los injustos fluya hacia las manos de los
creyentes.
Empiece ahora mismo a poner en práctica
las leyes eternas de la prosperidad y Usted
verá que estas Escrituras empiezan a
cumplirse delante de sus ojos.
Continue con la lección 11 Aquí >> Las finanzas de la Iglesia (IV)
Por Pacto-Nuevo
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