Es usted lector por
primera vez de este estudio entonces lo invito a que empiece a leerlo desde la
introducción haciendo clic aquí – Ir a la Introducción. De lo contrario continúe la lectura.
Si el cajero de un
banco tiene en sus manos un puñado de billetes de diez dólares, para él no existe
ninguna diferencia. Todos poseen el
mismo valor.
Si en la ofrenda
dominical de una iglesia hay un puñado de
billetes de diez dólares, CADA UNO
posee un valor diferente a los ojos de Dios.
No representa el mismo valor espiritual
el billete de diez dólares ofrendado por una persona que posee un millón en su cuenta bancaria, que el billete ofrendado sacrificialmente por alguien que sólo
posee veinte dolares para todas sus
necesidades.
En el Evangelio de
Marcos, capítulo 12 y versículos desde
el 41 hasta el 44 encontramos ilustrado este principio. Jesús, sentado frente
al arca de las ofrendas en el Templo de Jerusalén, observó la
forma CÓMO el pueblo daba. Note que
no dice que Jesús examinaba CUANTO
daban, sino COMO ofrendaban.
El texto dice que "muchos ricos
echaban mucho". No reciben ninguna
alabanza de parte del Señor. Una "viuda
pobre" dio
dos blancas (la moneda más pequeña que circulaba en aquella época)
y Jesús, conmovido, llama a sus discípulos y
Ies explica que esta mujer ha dado más que TODOS
los que han ofrendado en
esa arca. Jesús dice que esta mujer ha dado "todo lo que tenía, todo su sustento".
La viuda sembró en medio de su pobreza y necesidad. Yo no creo que Dios permitió que ella se muriera de
hambre al día siguiente.
En el Antiguo
Testamento también encontramos el mismo principio: el profeta Elias viaja a Sarepta y
encuentra a una mujer viuda que está preparando el último
puñado de harina que le queda. Lo mezcla con las últimas gotas
de aceite y se dispone a hacer una torta para
compartirla con su hijo y acostarse a
esperar la muerte, pues era época de sequía y
hambruna y no les quedaba absolutamente nada para alimentarse.
Por favor, lea la historia completa
antes de seguir adelante. Está en 1 Reyes 17:8-16.:
“8
Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora
allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y
cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí
recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de
agua en un vaso, para que beba. 11 Y
yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me
traigas también un bocado de pan en tu mano. 12
Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido;
solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una
vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi
hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como
has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de
la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La
harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta
el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías;
y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16
Y la harina de la tinaja no
escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová
había dicho por Elías.”
El siervo de Dios
le pide alimento a esta viuda y ella invierte la última semilla que posee en alimentar al hombre que es la voz de Dios en esa época.
La viuda no muere
de hambre, tampoco su hijo; sino que LA
HARINA DE LA TINAJA NO ESCASEÓ, NI EL ACEITE DE LA VASIJA MENGUÓ.
Vida, abundancia y
prosperidad es el resultado que tendremos cada vez que actuamos "conforme
a la palabra que el Señor ha
hablado"(v. 16) y no conforme a los impulsos del
temor, la avaricia y la mentalidad del mundo.
Usted puede ver
claramente en estas dos historias que cuando estamos en escasez Satanás va a moverse para poner temor en nuestro corazón y tratar de que nos comamos
las semillas de la bendición que Dios ha puesto en
nuestras manos.
Pero el Señor siempre proveerá una oportunidad para que actuemos en fe y obediencia, para que sembremos
en Su reino y El pueda darnos una abundante cosecha.
No toda la semilla
posee el mismo valor. No es igual dar "de lo que nos sobra" que dar de
aquello que necesitamos.
El rey David, el
hombre que según las Escrituras
"'era conforme al corazón de Dios" dijo una vez: PORQUE NO OFRECERÉ A JEHOVÁ HOLOCAUSTOS QUE NO ME CUESTEN NADA
(lea 2 Samuel 24:19-25)
Es la medida de nuestro sacrificio lo que va a dar valor a la semilla.
Hay semilla que es
preciosa porque los hijos de Dios la han plantado con grandes
sacrificios, en medio de su escasez, como en el caso de las dos
viudas que hemos analizado.
Es el caso
mencionado por Pablo en 2 Corintios 8:1-4 con respecto a las iglesias de
la provincia europea de Macedonia. Estas iglesias estaban siendo perseguidas
y atribuladas, vivían en "profunda pobreza".(v.2)
Lo lógico, lo que nuestra mente carnal y no renovada pensaría en una situación de tribulación y pobreza profunda,
seria ahorrar hasta el último centavo.
Pero recuerde que
estamos hablando de mentes renovadas.
De cambiar los pensamientos llenos de lógica y sabiduría mundanas, por los
pensamientos del Señor, que son más altos que los nuestros.
Pablo escribe que
estas iglesias acongojadas hicieron lo siguiente:
a. abundaron
en riquezas y generosidad (v. 2)
b. Dieron con agrado, (v. 3). Se gozaron
en hacerlo. No lo consideraron una carga.
c. Dieron aún más allá de sus fuerzas (v. 3) Más de
lo que parecía humanamente posible.
d No hubo que rogarles para que dieran, sino todo lo contrario.
Ellos le pidieron a Pablo "con muchos ruegos" que los dejaran
ofrendar, (v. 4)
e Consideraron un privilegio la oportunidad de dar para los
santos (v. 4)
f Se dieron a sí mismos. Se ofrendaron enteros para la obra
de Dios (v.5)
Qué impresionante
ejemplo de plantar una valiosísima semilla! El valor de la semilla es variable.
Depende de nuestro sacrificio. El Salmo 126:5-6 asegura que LOS QUE SEMBRARON CON LÁGRIMAS, CON
REGOCIJO SEGARÁN. IRÁ ANDANDO Y LLORANDO EL QUE LLEVA LA PRECIOSA SEMILLA; MAS
VOLVERÁ A VENIR CON REGOCIJO, TRAYENDO SUS GAVILLAS.
Por Pacto Nuevo
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