Una vez mas si
llega al presente estudio bíblico por primera vez, recomiendo leerlo desde la
introducción ….Clic aquí para ir a la Introducción – Lección 1 – Lección 2 – Lección 3
Una más de las
muchas falsas ideas que nos han inculcado es que debemos ser completamente
desinteresados. Que debemos dar sin esperar recibir nada a cambio.
Suena muy místico,
parece correcto y espiritual, pero es totalmente
falso. Note en cambio qué fue lo que Jesús enseñó en Lucas 6:38: DAD Y SE OS DARÁ; MEDIDA BUENA,
APRETADA, REMECIDA Y REBOSANDO DARÁN EN VUESTRO REGAZO.
Estas son las
palabras del Maestro. Olvide lo que otros le han enseñado y créale a Él.
Esto es una ley
espiritual que funciona tan eficazmente como las leyes físicas que rigen el
Universo.
La ley de la
gravedad dice que si Usted sube a la azotea de un edificio de diez pisos e
intenta caminar por el aire se romperá la cabeza (Usted puede aceptarlo por fe
o puede intentar comprobarlo experimentalmente).
Igualmente Jesús
enseñó que si Usted da no podrá evitar que le den a Usted. Y le darán mucho más
de lo que Usted invirtió originalmente. Note las palabras que el Señor utiliza
para describir la cosecha que le será devuelta al dador; buena, apretada, remecida y rebosando.
Dios mismo da con
esperanza de recibir. Juan 3:16 enseña que el Padre dio a su único hijo con la
esperanza de recibir a cambio millones de hijos e hijas. Con la esperanza de
recibir a su esposa LA IGLESIA y de
recibirla sin mancha ni arruga. (Apocalipsis 19:7, 21:2, Efesios 5:25-26)
Es totalmente
bíblico dar con la esperanza de recibir.
Estudiemos por un momento la escena de Mateo 19:27-29. El apóstol Pedro
le pregunta a Jesús: HE AQUÍ NOSOTROS LO HEMOS DEJADO TODO, Y TE HEMOS
SEGUIDO: QUÉ PUES TENDREMOS?
Los discípulos
habían dejado casa, barcas, redes y negocios por causa de Jesús. Habían
invertido todo para predicar el Evangelio del Reino y ahora Pedro cuestiona abiertamente
a Jesús acerca de la recompensa que deben esperar. El Señor no lo reprende por
su esperanza de recibir algo a cambio, sino que le hace una maravillosa
promesa: Cualquiera que haya dejado casas, parientes o tierras por mi nombre, RECIBIRÁ CIEN VECES MAS, Y HEREDARÁ LA
VIDA ETERNA.
Cuando damos, debemos
esperar recibir multiplicado lo que sembramos. Decir que nosotros damos para
Dios y que no esperamos nada a cambio no es una muestra de espiritualidad, sino
de ignorancia con respecto a los principios bíblicos.
Jesús ocupó todo su
ministerio en dar. Dio sanidad, liberación, perdón, alimentos, dio su vida en
rescate de muchos.
Pero Él también
estaba dispuesto a recibir: recibió los panes y peces del joven, recibió dinero
que Judas administraba, recibió los bienes de las mujeres que le seguían, alojamiento,
comida, perfume, un pollino y muchas otras cosas.
Damos para recibir,
y no podemos escapar de esa poderosa verdad espiritual.
Uno de los textos
más interesantes del Nuevo Testamento es Hechos 20:35. Allí el apóstol Pablo
afirma que debemos "recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “MAS BIENAVENTURADO ES DAR QUE RECIBIR".
Esas palabras de
Jesús NO aparecen registradas en
ninguna parte de los Evangelios. Sin embargo, el Espíritu de Dios las considera
tan importantes que se las recuerda o las revela a Pablo para que llegaran
hasta tu vida.
Jesús afirmo que
aquellos que dan son felices y dichosos. Y lo son porque el mismo Dios se
encarga de utilizar muchas formas diferentes para que lo que dieron vuelva
multiplicado hasta sus manos.
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