En algunos sectores de la Iglesia se enseña que los hijos sufren directamente el castigo por los pecados de sus padres, por esto se habla de pecados, ataduras y cadenas generacionales.
Se dice que todo creyente debe realizar una especie de "regresión" para poder alcanzar libertad completa.
Estudiemos que dicen las Escrituras al respecto.
1.- EL TEXTO BÍBLICO.- Exodo 20:4-6.
4No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
En esta porción se habla específicamente de los resultados que iban a recibir los Israelitas que practicaran la idolatría.
Israel vivía rodeado de naciones que practicaban el paganismo Babilónico, y Dios quien se reveló a ellos de manera especial no les permitió la adoración de las cosas creadas.
Partiendo de esta porción se enseña que el pecado de los padres, es castigado por Dios hasta la cuarta generación, por tanto se dice: Cuando una persona llega a Jesucristo necesita hacer memoria o investigación no solo de los pecados personales sino también de sus antepasados para así poder cortar las consecuencias de los mismos.
Los Israelitas interpretaron Exodo 20:4-6 que los pecados de los padres eran castigados por Dios hasta la cuarta generación.
Es así como al pasar el tiempo esta posición la resumieron en un refrán: Ezequiel 18:1-2.
1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera?
Los padres pecaron y los hijos sufren las consecuencias; los padres comieron las uvas agrias y los hijos nacen con dientes hipersensibles, como se dice popularmente se les "destemplan" los dientes.
Este pensamiento lo encontramos en tiempo del ministerio de Jesús, donde se atribuía cualquier suceso trágico como consecuencia directa del pecado.
Juan 9:1-2.- 1Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
Se encuentran con un ciego de nacimiento y la pregunta de los discípulos es ¿Quién pecó?
La respuesta de Jesús es clara, el hombre ciego no estaba pagando ningún pecado ni personal o de sus padres, solo era una situación para que las obras de Dios se manifestaran en él.
Juan 9:2.- 3Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
De esta manera Jesús les explica a sus discípulos la interpretación errada que estaban haciendo de los hechos, la situación del ciego nada tenía que ver con el pecado.
Este pensamiento lo encontramos hoy aún dentro de los creyentes, quienes al pasar por una situación negativa inmediatamente dicen: ¿Qué estaré pagando? Y quienes tienen la doctrina de las ataduras generacionales dicen: ¿Qué harían mis antepasados que estoy pagando yo hoy?
3.- LA EXPLICACIÓN DIVINA.-
Con el refrán de "los padres comieron las uvas agrias y los hijos sufren la dentera" los Israelitas resumían la imagen totalmente errada que tenían de Dios; ellos pensaban que Dios cobraba las deudas de los padres en los hijos; un Dios que castigaba al hijo por lo que hizo el padre.
De esta manera los descendientes aparecen atados a un "determinismo" su vida está condicionada directamente a las actuaciones de sus padres.
En cuanto a esto tengamos en cuenta que si bien el ejemplo de los padres y el medio ambiente condiciona el comportamiento de los hijos en ningún momento los obliga a imitarlo. Ante todo predomina la responsabilidad personal y la voluntad de cada persona. De no ser así ninguna persona sería responsable delante de Dios, pues si el hombre no es libre para elegir no es responsable de sus acciones.
Como los Israelitas estaban equivocados Dios contesta por medio de Ezequiel, colocando el ejemplo de un hombre cumplidor de la ley. Ezequiel 18:5-9.
5Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia; 6que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni violare la mujer de su prójimo, ni se llegare a la mujer menstruosa, 7ni oprimiere a ninguno; que al deudor devolviere su prenda, que no cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y cubriere al desnudo con vestido, 8que no prestare a interés ni tomare usura; que de la maldad retrajere su mano, e hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre, 9en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor.
Aquí encontramos el caso de un hombre que vive de acuerdo a los mandatos de la ley, ¿Cómo sería su vida? Una vida de bendición, por cuanto estaba cumpliendo los requerimientos de la ley.
No importa como hubiera vivido su padre, o su abuelo, lo importante es que él estaba guardando la ley por lo tanto vivía en bendición.
Pero luego encontramos que el hombre justo engendra un hijo que a diferencia de él, ya no cumple con los requerimientos de la ley.
Ezequiel 18:10-13.- 10Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna cosa de estas, 11y que no haga las otras, sino que comiere sobre los montes, o violare la mujer de su prójimo, 12al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no devolviere la prenda, o alzare sus ojos a los ídolos e hiciere abominación, 13prestare a interés y tomare usura; ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto morirá, su sangre será sobre él.
El padre cumplidor de la ley, engendra un hijo que no sigue el buen ejemplo del su padre, sino que es una persona que vive en la injusticia e idolatría. ¿Cuál sería el resultado de sus acciones? Dice que ciertamente moriría.
Aquí encontramos que la vida justa de su padre, no cobijó al hijo rebelde; el hijo vivió injustamente y no cumplió la ley a la cual estaba sujeto por lo tanto moriría como resultado de sus acciones.
Seguidamente para que no quedara ninguna duda al respecto el profeta continua con la historia hablando ahora lo que sucedería con la tercera generación de esta familia.
Ezequiel 18:14-17.- 14Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos; 15no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare, 16ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y cubriere con vestido al desnudo; 17apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiere; guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá.
El hombre injusto el que no guardó la ley engendra un hijo, pero a diferencia de su padre, el hijo es un hombre que guarda la ley, hace obras de justicia y no es idólatra, su vida por lo tanto sería de bendición. Observe claramente el texto (17) NO MORIRA POR LA MALDAD DE SU PADRE.
Aquí encontramos la responsabilidad personal, cada persona es responsable por sus propias acciones y de acuerdo a su siembra recibe la cosecha.
Pero claro está que los Israelitas inmediatamente preguntarían ¿por qué el hijo del hombre injusto va a vivir, si su padre fue injusto? De acuerdo a su doctrina el debía morir como resultado de la acciones injustas de su padre; el debía sufrir inevitablemente las consecuencias del pecado de su padre. Entonces el profeta responde:
Ezequiel 18:19.- 19Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá.
La respuesta es clara: Cada persona recibe el resultado de sus propias acciones.
4.- LA CONCLUSIÓN DIVINA.- Ezequiel 18: 20.
20El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
La conclusión divina corta de tajo toda idea determinista: EL HIJO NO LLEVARÁ EL PECADO DE SU PADRE.
Es interesante el ver como durante el ministerio terrenal de Jesús, la forma en que él actuó con las diferentes personas que se allegaban en busca de ayuda.
Tenemos el caso del la mujer adultera de Juan 8, dice la historia que fue sorprendida en el acto del adulterio; pero a ella Jesús simplemente le ordena: Vete y no peques más. Juan 8:11.
Jesús no le dice que ella es adultera porque está atada a un pecado generacional o algo por estilo, el consejo de Jesús es sencillo: Toma la decisión de cambiar de estilo de vida, no sigas practicando el adulterio.
De igual manera la escritura declara que EL PADRE NO LLEVARÁ EL PECADO DEL HIJO. Estas son las palabras que necesitan escuchar algunos padres que son víctimas de una tremenda condenación: ¿Qué hice mal para que mi hijo saliera así?
Cada persona es responsable de sus acciones; cada persona decide que comportamiento va a seguir, por tanto recibe directamente lo que ha sembrado.
La responsabilidad personal nos lleva a ver que nadie puede pedir perdón por una tercera persona, es decir: El padre no puede pedir perdón por los acciones malas de su hijo, así como tampoco el hijo puede pedir perdón por las malas acciones de su padre.
La Iglesia no puede pedir perdón por los acciones malas de una nación, porque la responsabilidad es personal e individual, cada persona debe arreglar cuentas personalmente y no por medio de terceros.
Decir que la iglesia puede pedir perdón por una nación, es el ingreso camuflado de la doctrina pagana de que los vivos pueden rogar por el perdón de los que han muerto y viceversa.
La conclusión divina es clara para todos los que estaban viviendo bajo la ley mosaica: La persona que no cumpliere la ley morirá.
CONCLUSIONES:
Si un hijo es idólatra como lo fueron sus padres, va a recibir las consecuencias de su idolatría; no le va a ir bien, pero no porque sus padres fueron idólatras sino porque esta imitando voluntariamente la idolatría de sus padres.
Si esta persona decide no seguir el comportamiento idolátrico de sus padres, no va a participar de ninguna consecuencia negativa por lo que sus padres hicieron.
Quienes enseñan que cada persona debe hacer una investigación de todas las acciones de sus antepasados para poder vivir en libertad, están siguiendo la mala interpretación que hicieron los Judíos y son imitadores de las ideologías paganas las cuales conciben un Dios vengativo e injusto, incapaz de discernir quien es culpable.
Cada persona hoy es llamada a creer que en la cruz fue juzgado el pecado en la persona de Jesucristo, y por tanto puede vivir en completa libertad por la fe.
Dicen las Escrituras que Dios ya se olvidó de todas nuestras transgresiones.
Hebreos 8:12.- 12 Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. Si Dios ya tomó la decisión de olvidarlos ¿por qué hoy hay líderes que se empeñan en que el creyente debe traerlos nuevamente a la memoria?
Quien vive recordando las acciones pasadas del creyente es el Diablo, para producirle culpabilidad y así tratar de arrebatarle la paz.
Desafortunadamente hay líderes que enseñan doctrinas de hombres como mandamientos de Dios solamente para manipular y ejercer dominio sobre la feligresía, porque en Cristo Jesús el hombre ha sido hecho una nueva criatura, quedando atrás todo su pasado por la obra de Jesucristo.
2ª Corintios 5:17. - 17De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Quien intenta colocar nuevos pasos para que el creyente pueda disfrutar de la vida abundante que tenemos en Cristo, está pervirtiendo el evangelio, colocándose a sí mismo como el poseedor de un conocimiento especial, sin el cual la persona no puede alcanzar libertad.
Hay líderes cristianos que han trasladado el confesionario católico a la oficina pastoral, y allí piden que el creyente les cuente toda su vida pasada, para que puedan declararlos en libertad de los llamados pecados generacionales.
Otros llegan al extremo de pedir al creyente una genealogía con las características de cada uno de sus antepasados, para hacerles liberación, y así poder ejercer algún tipo de liderazgo. A estas ministerios la Gestapo nazi les queda en pañales, pues quieren ejercer un control espiritual, emocional y personal de sus miembros.
En forma solapada se ha metido dentro de la Iglesia las pregonadas regresiones de la nueva era para que una persona pueda ser libre en su vida; pero tengamos presente: Todas estas cosas son añadiduras al sacrificio perfecto de Jesucristo; no corresponden estas enseñanzas al evangelio Paulino sino a la religión pagana, porque en Cristo el ser humano es totalmente libre exclusivamente por la fe.
Por precio fuisteis comprados, no os hagáis esclavos de los hombres. (1ª Corintios 7:23)
Por
Mario Pombo
TMSBC
3 comentarios:
buenisimo!!
No se desde cuando entró esta enseñanza en la iglesia de Cristo, pero lo que sí sé es que ha traído un lazo tremendo de condenación a muchos hijos de Dios, y ha "fortalecido" el "liderazgo cizaña" en muchas de las iglesias locales.
Creo que esta es una de las herejías destructoras de las que nos habla el libro de judas señal de los falsos maestros encubiertos dentro del verdadero rebaño del Señor.
Bendiciones
Concuerdo con el hecho de que Dios nos liberta en CRISTO, y la consecuencia de las decisiones de nuestros padres son limitadas. Es decir que lo que se traslada son responsabilidades, no así ataduras ni mucho menos. Muchas gracias por el material!
Ale
http://www.CristianismoPensado.com/
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