Sabemos que el autor y dueño de toda bendición es el mismo Dios; y una de esas bendiciones que El dió al ser humano cuando lo creó fue la de administrar la tierra y sojuzgarla, pero el hombre tomo la decisión de vivir separado de Dios, y como consecuencia pierde esta autoridad delegada de ser señor de la creación terrestre convirtiendose en un esclavo; pero en ese mismo instante Dios inicia la busqueda de un hombre para convertirlo en un acceso de bendición para el mundo.
Este hombre tenia que ser ante todo una persona de fe; debía creer y creerle a Dios; y ante todo dependiente de Dios; es cuando Dios halla a Abraham.
Estudiamos como esta bendición continua vigente en el día de hoy para la Iglesia.