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domingo, 15 de septiembre de 2013

Dios Quiere Prosperarte- LAS FINANZAS Y LA IGLESIA (III) - LECCIÓN 11




Hemos visto cómo en el Antiguo Testamento la obra de Dios fue hecha con abundancia. Las riquezas del mundo fluyeron hasta las manos del pueblo de Dios para que éste edificara el Tabernáculo y el Templo, los lugares donde se manifestaba la gloria del Señor.

En el Nuevo Testamento esa gloria habitó corporal mente en Jesús. Ya no había tabernáculo y el templo era el centro de una religión vacía y muerta.

Fue en Jesús donde se manifestó la gloria del Padre. Y nos han enseñado que Jesús siempre fue pobre.